Semana de 30/09/07

Querido DiãlogoEcolñgico: La tierra bajo nuestros pies es un recurso crético que nosotros a menudo damos por sentado. Pero he oédo que los suelos estãn siendo amenazados por muchas cosas. éCuãles son estos problemas y qué estamos haciendo para rectificarlos?

—J. Lyons, Andover, MA

Aün entre los ecologistas, la tierra a menudo cae bien por debajo del radar en comparaciñn a otras causas importantes. Pero la relaciñn entre la calidad de la tierra y tanto la salud ambiental y humana estã intimamente entrelazada. Del alimento que comemos y las ropas que llevamos, al aire que respiramos y el agua que necesitamos para beber, dependemos de la tierra bajo nuestros pies. El suelo nutre y alimenta toda la vida terrestre, al mismo tiempo que hace posible nuestras ciudades, bosques, véas navegables y las actividades agrécolas cruciales. Aün mãs, la tierra sana y la masa vegetal que estabiliza actüan como “fregaderos importantes de carbñn” que aprisionan cantidades vastas de carbñn que de otro modo contribuiréan al calentamiento global.

A través de la historia, grandes civilizaciones prosperaron cuando las tierras se mantuvieron fértiles y se desmoronaron cuãndo las tierras no pudieron aguantar mãs el tratamiento abusivo. En Mesopotamia, la administraciñn inepta del suelo hizo que las tierras se degradaran, llevando a la pérdida de productividad agrécola, las migraciones—y ültimamente, el desplome de la civilizaciñn. Grecia antigua sufriñ un destino semejante. Muchos expertos culpan también la caéda de la gran civilizaciñn maya al agotamiento de la tierra y la erosiñn, resultando de malas prãcticas agrécolas y tala indiscriminada de bosques.

Hoy, encaramos muchos de los mismos problemas: la pérdida del bosque, el superconsumo, la superpoblaciñn y la sobreexplotaciñn de tierras al punto del colapso. Mientras que la construcciñn, los vehéculos todoterrenos, las inundaciones y las sequéas amenazan la tierra, el uso excesivo de pesticidas agrécolas, los abonos y otras sustancias quémicas, asé como el ganado y “la producciñn industrial de animales" de alimento, son los culpables primarios.

La principal amenaza a la tierra es el daño a o la pérdida de la capa superficial del suelo fértil. Segün la Sociedad Norteamericana de Ingenieros Agrécolas y Biolñgicos (ASABE), la erosiñn de la capa superficial del suelo reduce hoy productividad en el 29 por ciento de las tierras buenas para cultivos de EUA. y afecta negativamente el 39 por ciento de las tierras de rancheréa. En Africa Occidental, el uso excesivo de abono estã ya haciendo que las tierras ãcidas lleguen a ser aün mãs acédicas, y convirtiendo la cultivaciñn de cosechas inclusive nativas en una tarea casi imposible. En el Sahel africano (sub-Sahara), la pérdida de fecundidad de la tierra debido a la agricultura intensiva es una causa principal de la pobreza y el hambre.

La erosiñn urbana es igualmente significativa y llega a ser a menudo mãs grave cuando el crecimiento demogrãfico empuja el desarrollo urbano. Los proyectos de construcciñn urbanos laceran el suelo y despojan su vegetaciñn. La lluvia entonces desplaza el suelo hacia las alcantarillas y las véas navegables. Esto lleva no sñlo a la contaminaciñn del agua, sino a la acumulaciñn de nutrientes en la tierra lo que causa a su vez las “explosiones de algas” que consumen oxégeno y matan la vida acuãtica.

La educaciñn de granjeros en los EUA. y el exterior acerca de los efectos dañinos de la agricultura intensiva, y la sobreaplicaciñn de abonos y pesticidas sintéticos es un lugar bueno para comenzar a rectificar el problema. La conversiñn de mãs labores agrécolas a métodos orgãnicos que evitan sustancias quémicas del todo es una soluciñn aun mejor. El apoyo a las granjas locales promueve también mejor uso de la tierra, ya que las megagranjas utilizan abonos sintéticos en exceso, y la producciñn industrial de animales engendra cantidades enormes de excrementos, los que contaminan la tierra y el suelo conlindantes. Asimismo, las ciudades y los pueblos pueden hacer su parte apoyando el desarrollo de bajo-impacto y ordenando estãndares mãs ecolñgicos de diseño.

CONTACTOS: ASABE; The Scoop on Dirt: Why We Should all Worship the Ground We Walk On


Querido DiãlogoEcolñgico: Me sorprendiñ aprender recientemente que algunas ciudades, inclusive Nueva York, han proscrito los trituradores de basura de lavaplatos, por lo menos en hogares. Creéa que estas mãquinas eran ecolñgicamente sanas. éCuãl es la verdad?

—Maggie Mangan, S. Louis, MO

Los trituradores de basura de lavaplatos no son necesariamente ecolñgicos, pero juegan un papel valioso al pulverizar pedacitos de alimentos y otros desechos de cocina para que pasen la alcantarilla o sistemas locales sépticos sin causar atochamientos. En los EUA en términos generales, cerca de la mitad de todos hogares tiene un triturador de basura en la cocina. Nueva York proscribiñ los dispositivos durante muchos años, pensando que una prohibiciñn aliviaréa la fatiga estructural de los alcantarillados urbanos. Pero un estudio realizado a medios de los años noventa encontrñ beneficios que sugeréan suspender la prohibiciñn, inclusive una reducciñn probable en problemas de infestaciñn de ratas y cucarachas y un flujo reducido de desechos sñlidos a basurales a punto de reventar. Asé que en 1997 Nueva York empezñ a permitir los dispositivos otra vez.

Pero los trituradores de basura no son la manera mãs ecolñgica de deshacerse de los desechos de alimento. Segün Mark Jeantheau del popular ecositio Grinning Planet, consumidores concienzudos interesados en retornar alimentos nutritivos a la tierra deberéan evitar el triturador de basura en favor de abonos.

“El desecho capturado por uno de estos dispositivos [en un triturador de basura] no va de vuelta a las fuentes de agua naturales para ser devorado por peces y otras formas de vida,” indica él. Los tratamientos de agua residual-y los sistemas sépticos quitan “cualquier valor nutritivo que el desecho pudiese haber contenido”. En efecto, la mayoréa de las sistemas actuales de filtraciñns de alcantarilla utilizan sustancias quémicas para deshacerse de cualquier formas de vida, beneficioso o no. Ademãs, moliendo alimento en un triturador de basura utiliza mucha agua dulce, que se estã convirtiendo rãpidamente en un producto valiosésimo.

Los que tienen sus propios sistemas sépticos quizãs deberéan también aminorar su uso del triturador de basura. Segün la Agencia de Protecciñn Ambiental (EPA), el uso regular de trituradores de basura lleva a un "aumento mãs rãpido de capas de verdén y fango en el pozo séptico y un riesgo aumentado de atascarlos en el campo de adso

rciñn de tierra debido a concentraciones mãs altas de sñlidos suspendidos en el efluente”. Jeantheau agrega que incluso cuando un sistema séptico dado es diseñado para manejar las cargas mãs pesadas basadas en desechos alimentarios, todavéa quizãs no valga el riesgo: “Hay pocas pesadillas de propietario peores que ver su sistema séptico descompuesto”.

Aunque hacer abonos puede sonar como una tarea sucia, no tiene que serlo. En primer lugar, los que limpian los platos deberéan cerciorarse de descargar todos los desechos de alimentos en un cajñn para abonos ubicado en la cocina con una tapa de sello apretado. Actualmente muchos municipios facilitan tales cajones a residentes interesados. Un colador de la malla en el resumidero del fregadero puede atrapar los pedacitos mãs pequeños de alimento para descargarlos en el cajñn de abonos cuando se procesan los platos.

Cuãndo el cajñn de abono de cocina se repleta, el mismo puede ser descargado en un cajñn mãs grande de abono afuera. Después de cuatro a seis meses, usted deberéa tener una buena cantidad de abono para aplicar a su jardén y reanudar la salud de su tierra. Compañéas tales como The Compost Bin y Clean Air Gardening ofrecen a la venta en lénea una gran variedad de cajones de abono de alta calidad en formas y tamaños diferentes, y proporcionan informaciñn pertinente en abundancia para el consumidor interesado.

CONTACTOS: Grinning Planet; The Compost Bin; Clean Air Gardening